El mercader de Venecia es una de las obras de teatro más conocidas de William Shakespeare. Su género se define tradicionalmente como una comedia, sin embargo, la tragedia del personaje clave le da la posibilidad de llamarlo drama.
La trama de la obra no es original. Shakespeare usó una historia corta italiana del escritor desconocido. Bassanio, un joven veneciano de noble rango, desea casarse con Portia. Le pide dinero a su amigo Antonio. Antonio está de acuerdo, pero le falta efectivo. Él promete cubrir un bono, por lo que Bassanio recurre al prestamista judío Shylock. Shylock odia a Antonio y propone una condición para el préstamo: si Antonio no puede pagarlo en la fecha especificada, puede cortar una libra de carne de Antonio. Bassanio recibe el dinero, gana el amor de Portia y se casa. Desafortunadamente, los barcos de Antonio se reportan perdidos en el mar, por lo que no puede satisfacer el vínculo. Shylock tiene a Antonio arrestado y llevado ante el tribunal. Sin embargo, Portia como abogada logra proteger a Antonio y acusar a Shylock de un intento de matar a un ciudadano de Venecia. Shylock está hecho para convertirse al cristianismo y darle a Antonio la mitad de su riqueza.
Shakespeare transformó la interpretación tradicional de la historia de un judío malo en un nuevo tipo de conflicto social de carácter global, que en realidad se representa como uno que no puede resolverse históricamente. El autor no simplemente representa al villano de una fe diferente, sino que hace que el lector sienta los dos mundos de diferentes religiones y sistemas sociales y éticos: el cristianismo y el judaísmo.
La característica clave de la obra que lo actualiza incluso ahora es que el autor no intenta demostrar que un sistema es correcto y el otro incorrecto, y no trata de encontrar el punto de vista ético perfecto, simplemente investiga cómo los mecanismos de diferentes posiciones morales y religiosas se correlacionan en la vida moderna.