Internet nos permite mantenernos en contacto con personas de todo el mundo, pero también nos brinda una excelente oportunidad para hacer que estos amigos sean controlados o descontrolados. Las redes sociales se han convertido en una nueva forma de comunicación y, en la mayoría de los casos, no nos damos cuenta de que estamos dejando rastros, lo que facilita que nos pirateen o nos estafen.
El uso de las redes sociales se presenta como un arma de doble filo para los usuarios.
Por un lado, las redes sociales nos permiten mantenernos conectados con personas que de otro modo no conoceríamos en la vida real y brindan herramientas que son intuitivas y automatizadas, como palabras mágicas que nos permiten «gustar» algo o expresar nuestro acuerdo sin tener que escribir un texto a mano.
Por otro lado, empresas como Facebook y Twitter a menudo recopilan datos de los usuarios con vagas promesas de privacidad con objetivo de respaldar sus negocios. En los últimos meses, ha habido una creciente protesta pública contra esta práctica, y los usuarios ahora optan por no participar en algunas plataformas por temor a ser expuestos en sus datos personales.
Explorando el uso de las redes sociales en la era de los grandes datos, David Carroll argumenta que Internet es una sociedad de vigilancia que promueve activamente los intereses de las corporaciones y los gobiernos, y plantea serias preguntas sobre lo que podemos esperar de nuestras vidas en línea.
Actualmente, hay pocas o ninguna regla sobre cuánto tiempo una empresa puede conservar sus datos. Esta es una preocupación a largo plazo tanto para los usuarios como para las empresas, ya que el uso de datos personales se ha convertido en una parte integral de nuestra vida diaria. Definitivamente es algo en lo que tenemos que pensar. Saber cómo se recopilan, almacenan y controlan sus datos nos ayudará ayudará a tomar decisiones informadas sobre lo que comparte y con quién.