Los ensayos académicos argumentativos se caracterizan por su objetividad, la veracidad de las fuentes y un estilo propio del ensayista.
El escritor debe saber cómo redactar ensayos coherentes, convincentes y concisos. El propósito del ensayo académico es persuadir mediante un discurso razonado. Su valor como herramienta de instrucción es ayudar a los estudiantes a desarrollar sus habilidades de pensamiento crítico.
El escritor Álvaro Díaz en su libro «La argumentación escrita» señala que el ensayo surge de una necesidad, de una situación problemática. Para ser más preciso, el ensayo surge cuando su autor decide ofrecer una interpretación de un hecho o situación y de la relación que éste guarda con otros hechos.
A continuación, examinamos cada una de las características de los ensayos académicos argumentativos:
Tema libre: Un ensayo puede hablar de prácticamente cualquier disciplina. En el ambiente académico, el tema del ensayo depende generalmente de las instrucciones del docente y de la asignatura que se trate en el aula.
Estructura: Los ensayos poseen la clásica estructura de todo tipo de texto: una introducción que presenta el tema o la tesis del ensayo; una contenido donde se desarrolla los argumentos principales y secundarios; y una conclusión que sintetiza los principales puntos que se han explicado en el contenido.
Argumentos sólidos: Un argumento es un razonamiento para probar una determinada proposición. Si, por ejemplo, el ensayista quiere convencernos de que el el uso de móviles es un factor de distracción en las escuelas, deberá probar con razonamientos fundados los motivos que justifican su punto de vista, aportando datos y pruebas.
Objetividad: Un ensayo académico analiza una determinada realidad. El ensayista, si bien aporta su propia subjetividad en el análisis de su tema, siempre debe enfocarse «en el objeto». Si el autor pierde objetividad, quedaríamos ante una simple opinión sin el aparato racional que lo justifique y le dé fuerza persuasiva.
Estilo propio: Un argumento contundente y objetivo, tiene más peso si el autor sabe imprimir su propio estilo a la redacción ensayística. El estilo es un tema más complejo de la lengua en el cual es preciso la utilización de diversos recursos literarios o lógicos-argumentativos para poder enriquecer la expresión escrita.
Que un autor tenga un estilo propio implica que, el lector ha sabido identificar rápidamente la «marca» del ensayista en sus escritos por lo que, al leer varios ensayos del autor, ya lo reconoce con facilidad.
Se busca convencer al lector: Un ensayo siempre busca producir una reacción en el pensamiento del lector. Incluso puede ser que dicho lector que esté convencido de las ideas expresadas por el ensayista, sin embargo, si sus expresiones le han hecho pensar, el ensayo ya ha cumplido su propósito.
Fuentes: En el ambiente académico, los profesores acostumbran dar indicaciones sobre las fuentes que han inspirado el ensayo o que sirvieron como base de datos. Sin embargo, cabe recordar que un ensayo es esencialmente libre, y que no siempre citará las fuentes. Quedará a criterio del autor o bien dependerá de las instrucciones del docente para la redacción del trabajo ensayístico.
Referencias bibliográficas
Díaz, Álvaro. «La argumentación escrita». Universidad de Antioquia, 2002. Consulta en Google Libros