Ensayo literario sobre el amor romántico: «El amor real puede ser romántico, pero se construye»
No hay duda de que el tema del amor ha sido el más recurrente por todos los escritores, de todas las épocas. El amor siempre es material inspirador y nuevo para cualquier obra literaria.
El concepto del amor ha ido variando a lo largo de las diversas épocas en la historia de la humanidad, pero, básicamente, en la idea de una fuerza que se la entregamos al otro.
Una fuerza que transforma, que nos impulsa a sacrificios, a la paciencia. En fin, el amor es una energía que cada uno transforma de una manera particular, pero que siempre lo lleva a exteriorizarlo por y hacia alguien.
La falsa concepción del amor.
Partiendo de la base psicológica de que cada uno se forma su propio concepto del amor, podemos afirmar que, entonces, cada persona ama de una manera única, irrepetible.
Sin embargo, la concepción que tengamos del amor, a veces, no va acorde con un amor real y tangible.
Vivimos en una sociedad que todavía idealiza lo que es el amor verdadero. La corriente que romantiza al amor, lo hace ver como «cursi» o extremadamente dulzón. Canciones románticas, películas famosas, libros y novelas de televisión, ayudaron a crear una visión idealizada del amor de pareja.
En la ficción, esto no implica ningún problema. Lo que ocurre es que, si pretendemos encontrar un amor así en la vida real, podemos toparnos con algo totalmente distinto.
Una concepción del amor con los pies en la tierra mezcla lo bueno del amor romántico y lo hacer ver y sentir real, en equilibrio, respetando la propia invidualidad
Una vieja frase dice que, nadie es indispensable para nadie en esta vida, aun nuestros seres más queridos. Y lo mismo, aunque no queramos aceptarlo en el fondo, se aplica a las relaciones de pareja.
Frases como «Tú eres todo para mi» «Mi media naranja» o alguna otra similar oración, han calado hondo en nuestra sociedad desde hace generaciones e ilustran esa visión no real del amor.
En verdad, nadie es media fruta de alguien. Hemos nacido completos a la existencia. Nada nos falta. El amor real de pareja, se trata de estar juntos, de mirar con un mismo pero siempre siendo dos. La individualidad no tiene porqué perderse.
Estos textos constituyen ejemplos de ensayos literarios largos. Para saber más, se recomienda la lectura del concepto, la estructura y las características de los ensayos literarios.
La historia nos sirve para observar y utilizarla como experiencia para no caer en los mismos tropiezos del pasado, pero parece ser que hemos hecho caso omiso a ella, no hemos aprendido nada de ella.
México se define como negación de su pasado. Su error, como el de los liberales y positivistas, consistió en pensar que esa negación entrañaba forzosamente la adopción del radicalismo y del clasicismo franceses en política, arte y poesía. La historia misma refuta su hipótesis: el movimiento revolucionario, la poesía contemporánea, la pintura y , en fin, el crecimiento mismo del país, tienden a imponer nuestras particularidades y a romper la geometría intelectual que nos propone Francia.
Para obtener una buena educación se debe dejar la imitación o adaptación de formas universales, se debe buscar y modelarse a las necesidades del hombre de acuerdo a su entorno, donde se reconozca y se sobrepase así mismo. Los nuevos maestros no ofrecen a los jóvenes una filosofía, si no los medios y las posibilidades para crearla. Tal es precisamente la misión del maestro.
Toda la historia de México, desde la Conquista hasta la Revolución, puede verse como una búsqueda de nosotros mismos, deformados o enmascarados por instituciones extrañas, y de una forma que nos exprese. La Revolución fue un descubrimiento de nosotros mismos y un regreso a los orígenes, primero; luego una búsqueda y una tentativa de síntesis, abortada varias veces; incapaz de asimilar nuestra tradición, y ofrecernos un nuevo proyecto salvador, finalmente fue un compromiso. Ni la Revolución ha sido capaz de articular toda su salvadora explosión en una visión del mundo, ni la “inteligencia” mexicana ha resuelto ese conflicto entre la insuficiencia de nuestra tradición y nuestra exigencia de universalidad.
Nuestras ideas, así mismo, nunca han sido nuestras del todo, sino herencia o conquista de las engendradas por Europa. Una filosofía de la historia de México no sería, pues, sino una reflexión sobre las actitudes que hemos asumido frente a los temas que nos ha propuesto la Historia universal: contrarreforma, racionalismo, positivismo, socialismo.
Los mexicanos no hemos creado una forma que nos exprese. Por lo tanto, la mexicaneidad no se puede identificar con ninguna forma o tendencia histórica concreta: es una oscilación entre varios proyectos universales, sucesivamente trasplantados o impuestos y todos hoy irreversibles. La mexicaneidad, así, es una manera de ser y vivir otra cosa. En suma, a veces una máscara y otras una súbita determinación por buscarnos, un repentino abrirnos el pecho para encontrar nuestra voz más secreta. Una filosofía mexicana tendrá que afrontar la ambigüedad de nuestra tradición y de nuestra voluntad misma del ser, que si exige una plena originalidad nacional no se satisface con algo que no implique una solución universal.
La Revolución mexicana nos hizo salir de nosotros mismos y nos puso frente a la Historia, planteándonos la necesidad de inventar nuestro futuro y nuestras instituciones. La Revolución mexicana ha muerto sin resolver nuestras contradicciones. Después de la Segunda Guerra Mundial, nos damos cuenta que esa creación de nosotros mismos que la realidad nos exige no es diversa a la que una realidad semejante reclama a los otros. Vivimos, como el resto del planeta, una coyuntura decisiva y mortal, huérfanos de pasado y con un futuro por inventar. La Historia universal es ya tarea común. Y nuestro laberinto, el de todos los hombres.
Como en cuestión de lenguaje está visto que nada se propaga más que lo pedantesco ni nada hace más estragos que ese absurdo purismo que trata de detener la vida del idioma, no estará de más trabajar cuanto se pueda para atajar el daño.
Antes de ahora he tratado con cierta extensión de ortografía, que es uno de los campos donde más á sus anchas se explaya la pedantería libresca, y cada día recojo nuevos datos.
Ahora han dado nuestros periódicos por rendirse á la pedantesca manía mejicana de escribir México y no hay quien lo evite. No sé por qué no imitan a aquellos de mis paisanos que escriben Bizkaya con tanta razón, ó tan poca, como México los mexicanos.
La tendencia natural de un idioma es á acercarse en su escritura á la ortografía fonética, y uno que no la adopte por completo mediante una revolución, debe por lo menos no retroceder.
Todos escribíamos Méjico, y ahora nos salen con esa x, por aquello de que el vocablo deriva de una palabra azteca con sonido paladial representado por x en castellano, cuando este idioma tenía tal sonido.
Pero por la misma razón habría que escribir Guadalaxara, Xerez, dixo, xefe, etc. No se ve qué privilegio ha de tener México para adoptar en él una ortografía pseudo-etimológica, cuando en el castellano domina la fonética.
¿Qué hay en el fondo de esto? Lo mismo que en el fondo del Bizkaya de mis paisanos. La cuestión es dar al vocablo cierto aire exótico y extraño para expresar así cierto prurito de distinción e independencia. Por lo visto son menester la B y la k de Bizkaya para recuerdo de que el vascuence es un idioma de distinta estirpe que el castellano y no emparentado por consanguinidad con él. Y de la misma manera han plantado la x los criollos mejicanos para que se sepa que el nombre de su nación ―nombre privilegiado que se escribe de un modo y se lee de otro― es un nombre de origen indígena. Si se escribiera racionalmente Méjico, podría acaso correr peligro la clara conciencia de la personalidad nacional de la próspera república de Porfirio Díaz. Hay que distinguirse, aunque sólo sea por una x. Todo ello no pasa después de todo de un desahogo infantil.
Santo y bueno que los mejicanos quieran dar distinción ortográfica al nombre de su patria, pero no sé por qué les hemos de imitar los españoles que hace tiempo dejamos de escribir con x aquellas voces en que, como en Méjico, representaba un sonido originariamente paladial (una especie de ch francesa). ¿Ha de ser Méjico más que Guadalajara en esto? Sobre todo, igualdad ante la ley.
Nada mejor que estrechar cada día más los lazos espirituales entre las naciones todas de lengua española, y estrecharlos sobre la base del idioma común ante todo; pero esta labor ha de hacerse con racionalidad, y no atendiendo á caprichos pueriles.
Quede para la Real Academia el atiborrar su diccionario de palabros guaranís, aztecas, totlecas, chichimecas, quichúas, charrúas, araucanos ó lo que sea.
Es en América precisamente donde más se trabaja por la reforma racional de nuestra ortografía en sentido fonético, que es el más científico.
Yo creo que hay que hacer la lengua española, ó hispanoamericana, sobre la base del castellano, pero es combatiendo tendencias como la que se manifiesta en el humildísimo hecho de la x de Méjico.
Si en nuestras universidades se estudiase científicamente el idioma patrio, su formación y vida, mucho de esto iría curándose. Vea el señor conde de Jiquena si puede hacer algo en tal sentido.
Nota. Creo inútil advertir que este estrambote traído por los cabellos no conduce más que a quitarle al señor conde la X que usa, por muy aristocrática que parezca.
El aspecto de un dilatado continente que aparecía en el mundo político, emancipado de sus antiguos dominadores, y agregando de un golpe nuevos miembros a la gran sociedad de las naciones, excitó a la vez el entusiasmo de los amantes de los principios, el temor de los enemigos de la libertad, que veían el carácter distintivo de las instituciones que América escogía, y la curiosidad de los hombres de Estado. Europa, recién convalecida del trastorno en que la revolución francesa puso a casi todas las monarquías, encontró en la revolución de América del Sur un espectáculo semejante al que poco antes de los tumultos de París había fijado sus ojos en la del Norte, pero más grandioso todavía, porque la emancipación de las colonias inglesas no fue sino el principio del gran poder que iba a elevarse de este lado de los mares, y la de las colonias españolas debe considerarse como su complemento. Un acontecimiento tan importante, y que fija una era tan marcada en la historia del mundo político, ocupó la atención de todos los Gabinetes y los cálculos de todos los pensadores. No ha faltado quien crea que un considerable número de naciones colocadas en un vasto continente, e identificadas en instituciones y en origen, y a excepción de los Estados Unidos, en costumbres y religión, formarán con el tiempo un cuerpo respetable, que equilibre la política europea y que, por el aumento de riqueza y de población y por todos los bienes sociales que deben gozar a la sombra de sus leyes, den también, con el ejemplo, distinto curso a los principios gubernativos del Antiguo Continente. Mas pocos han dejado de presagiar que, para llegar a este término lisonjero, teníamos que marchar por una senda erizada de espinas y regada de sangre; que nuestra inexperiencia en la ciencia de gobernar había de producir frecuentes oscilaciones en nuestros Estados; y que mientras la sucesión de generaciones no hiciese olvidar los vicios y resabios del coloniaje, no podríamos divisar los primeros rayos de prosperidad.
Otros, por el contrario, nos han negado hasta la posibilidad de adquirir una existencia propia a la sombra de instituciones libres que han creído enteramente opuestas a todos los elementos que pueden constituir los Gobiernos hispanoamericanos. Según ellos, los principios representativos, que tan feliz aplicación han tenido en los Estados Unidos, y que han hecho de los establecimientos ingleses una gran nación que aumenta diariamente en poder, en industria, en comercio y en población, no podían producir el mismo resultado en la América española. La situación de unos y otros pueblos al tiempo de adquirir su independencia era esencialmente distinta: los unos tenían las propiedades divididas, se puede decir, con igualdad, los otros veían la propiedad acumulada en pocas manos. Los unos estaban acostumbrados al ejercicio de grandes derechos políticos al paso que los otros no los habían gozado, ni aun tenían idea de su importancia. Los unos pudieron dar a los principios liberales toda la latitud de que hoy gozan, y los otros, aunque emancipados de España, tenían en su seno una clase numerosa e influyente, con cuyos intereses chocaban. Estos han sido los principales motivos, porque han afectado desesperar de la consolidación de nuestros Gobiernos los enemigos de nuestra independencia.
En efecto, formar constituciones políticas más o menos plausibles, equilibrar ingeniosamente los poderes, proclamar garantías y hacer ostentaciones de principios liberales, son cosas bastante fáciles en el estado de adelantamiento a que ha llegado en nuestros tiempos la ciencia social. Pero conocer a fondo la índole y las necesidades de los pueblos a quienes debe aplicarse la legislación, desconfiar de las seducciones de brillantes teorías, escuchar con atención e imparcialidad la voz de la experiencia, sacrificar al bien público opiniones queridas, no es lo más común en la infancia de las naciones y en crisis en que una gran transición política, como la nuestra, inflama todos los espíritus. Instituciones que en la teoría parecen dignas de la más alta admiración, por hallarse en conformidad con los principios establecidos por los más ilustres publicistas, encuentran, para su observancia, obstáculos invencibles en la práctica; serán quizá las mejores que pueda dictar el estudio de la política en general, pero no, como las que Solón formó para Atenas, las mejores que se pueden dar a un pueblo determinado. La ciencia de la legislación, poco estudiada entre nosotros cuando no teníamos una parte activa en el gobierno de nuestros países, no podía adquirir desde el principio de nuestra emancipación todo el cultivo necesario, para que los legisladores americanos hiciesen de ella meditadas, juiciosas y exactas aplicaciones, y adoptasen, para la formación de las nuevas constituciones, una norma más segura que la que pueden presentarnos máximas abstracciones y reglas generales.
Estas ideas son plausibles; pero su exageración sería más funesta para nosotros que el mismo frenesí revolucionario. Esa política asustadiza y pusilánime desdoraría al patriotismo americano; y ciertamente está en oposición con aquella osadía generosa que le puso las armas en la mano, para esgrimirlas contra la tiranía. Reconociendo la necesidad de adaptar las formas gubernativas a las localidades, costumbres y caracteres nacionales, no por eso debemos creer que nos es negado vivir bajo el amparo de instituciones libres y naturalizar en nuestro suelo las saludables garantías que aseguran la libertad, patrimonio de toda sociedad humana que merezca nombre de tal. En América, el estado de desasosiego y vacilación que ha podido asustar a los amigos de la humanidad es puramente transitorio. Cualesquiera que fuesen las circunstancias que acompañasen a la adquisición de nuestra independencia, debió pensarse que el tiempo y la experiencia irían rectificando los errores, la observación descubriendo las inclinaciones, las costumbres y el carácter de nuestros pueblos, y la prudencia combinando todos estos elementos, para formar con ellos la base de nuestra organización. Obstáculos que parecen invencibles desaparecerán gradualmente: los principios tutelares, sin alterarse en la sustancia, recibirán en sus formas externas las modificaciones necesarias, para acomodarse a la posición peculiar de cada pueblo; y tendremos constituciones estables, que afiancen la libertad e independencia, al mismo tiempo que el orden y la tranquilidad, a cuya sombra podamos consolidarnos y engrandecernos. Por mucho que se exagere la oposición de nuestro estado social con algunas de las instituciones de los pueblos libres, ¿se podrá nunca imaginar un fenómeno más raro que el que ofrecen los mismos Estados Unidos en la vasta libertad que constituye el fundamento de su sistema político y en la esclavitud en que gimen casi dos millones de negros bajo el azote de crueles propietarios? Y sin embargo, aquella nación está constituida y próspera.
Entre tanto, nada más natural que sufrir las calamidades que afectan a los pueblos en los primeros ensayos de la carrera política; mas ellas tendrán término, y América desempeñará en el mundo el papel distinguido a que la llaman la grande extensión de su territorio, las preciosas y variadas producciones de su suelo y tantos elementos de prosperidad que encierra.
Durante este período de transición, es verdaderamente satisfactorio para los habitantes de Chile ver que se goza en esta parte de América una época de paz que, ya se deba a nuestras instituciones, ya al espíritu de orden que distingue el carácter nacional, ya a las lecciones de pasadas desgracias, ha alejado de nosotros escenas de horror que han afligido a otras secciones del continente americano. En Chile están armados los pueblos por la ley; pero hasta ahora esas armas no han servido sino para sostener el orden y el goce de los más preciosos bienes sociales; y esta consoladora observación aumenta en importancia al fijar nuestra vista en las presentes circunstancias, en que se ocupa la nación en las elecciones para la primera magistratura. Las tempestuosas agitaciones que suelen acompañar a estas crisis políticas no turban nuestra quietud; los odios duermen; las pasiones no se disputan el terreno; la circunspección y la prudencia acompañan al ejercicio de la parte más interesante de los derechos políticos. Sin embargo, estas mismas consideraciones causan el desaliento y tal vez la desesperación de otros. Querrían que este acto fuese solemnizado con tumultos populares, que le presidiese todo género de desenfreno, que se pusiesen en peligro el orden y las más caras garantías… ¡Oh!, ¡nunca lleguen a verificarse en Chile estos deseos!
Ensayo literario sobre el desamor: Cuando el desamor libera al corazón
¿Qué es el desamor? El diccionario de lo define de la siguiente manera: falta de amor o de amistad. El desamor, por tanto, es todo lo que se opone el sentimiento más grande que une a dos o más personas: el amor.
Hablando en sentido metafórico, el desamor es como la otra cara de las relaciones amorosas. Y comúnmente, es la parte negativa, o al menos, las mas dolorosa.
Sin embargo, el desamor, siempre significa un paso adelante. Un dejar de mirar atrás y enfrentar lo nuevo, el presente, el ahora.
En el libro «Amor en Desamor», se afirma que «Cuando el amor se acaba, no es que haya muerto, el amor no muere, solamente cambia de domicilio». Atendiendo a esta afirmación, podemos decir entonces que el desamor es un proceso de cambio.
La falta de amor, los motivos que llevaron a ella, suelen ser acontecimientos que marcan nuestras vidas. Como por ejemplo, una decepción que mata la confianza en una pareja. Eso va matando de a poco el afecto, el desamor se produce como un proceso que aniquila el afecto y puede convertir a dos personas que se querían mucho, en dos perfectos extraños.
Las primeras etapas son las mas difíciles. ¿Es justo sufrir por un amor que nos ha causado daño? Quizá no sea justo, pero sí es necesario
El desamor es un proceso que pone a prueba nuestra propia fortaleza personal. Es paso que nos libera, renueva el espíritu y nos prepara para nuevos desafíos.
El desamor, por supuesto, duele bastante. Es un sufrimiento que no se puede dimensionar o cuantificar. Sin embargo, lo importante, es una etapa de transición, que cuando termina, es ahi donde nos transforma y nos vuelve más fuertes.
Es normal sentirse afligido, angustiado. Sentir esa pena en el pecho cuando una relacion se ha acabo es uno de los dolores más grandes que un ser humano pueda experimentar. Y asi mismo es uno de los momentos que mas marcan su vida.
No hay necesidad de huir. La única necesidad, es volvernos transformar, aceptar el presente, soltando el pasado.
Las palabras agudas son aquellas que tienen acento en la última sílaba.
Estas son las reglas para poder acentuarlas gráficamente:
Primera regla: Debe terminar en las consonantes n o s y
Segunda regla: Deben estar precedidos por otra consonante o algunas de las vocales (a,e,i,o,u).
Ejemplos de palabras agudas:
corazón
cajón
lugar
introducción
pulgar
balcón
solar
amistad
volcán
cajón
Excepciones. Casos especiales
Triptongo: Cuando se trata de palabras agudas, cuando la última sílaba contiene un triptongo (tres vocales que se pronuncian juntas en la misma sílaba), la tilde no recae sobre la última vocal sino sobre la vocal abierta del triptongo (ejemplo: “envidiáis”, “averigüéis”).
Hiato: Cuando se presenta un hiato constituido por un tipo vocal abierta más vocal cerrada tónica obliga a colocar tilde en esta última, sin importar cuál sea la letra final. Ejemplo de estos casos tenemos en palabras como “raíz”, “ataúd” o “reír”, que terminan en consonantes distintas de “N” o “S” y aun así llevan tilde.
Ensayo literario sobre el miedo es un artículo personal y argumentado que analiza dicho tema de manera sistemática y aportando un determinado punto de vista.
Ensayo literario sobre el miedo: «El miedo como emoción necesaria»
¿Qué es el miedo? El diccionario de la RAE lo define de la siguiente manera «Angustia por un riesgo o daño real o imaginario»
En términos de la psicología, existen seis emociones primarias: alegría, sorpresa, ira, tristeza, asco, y miedo. Esta clasificación los expertos lo han realizado teniendo en cuenta que al sentir cada una, formamos una expresión facial particular. Es decir, un rostro diferente para cada tipo de emoción básica que sintamos según el momento.
El miedo es una emoción, por tanto, que forma parte de nuestra vida, desde que nacemos y hasta el mismo momento de la nuestra muerte. Quizá ese enunciado suene como algo fatalista. Sin embargo, el miedo no es algo malo. Al menos, no siempre lo es.
La conocida autora Osho expone magistralmente la utilidad del miedo y la importancia de ser valiente: Ser valiente significa sencillamente poder actuar a pesar del miedo. Aunque la persona tiemble y trepide, no por ello se detiene, sino que utiliza el miedo como puente.
En una escena de la película Batman: el caballero de la noche asciende, se produce una escena donde se expone el potencial del miedo para superar nuestras barreras o limitaciones. La escena es excelente ya que nos muestra al protagonista, que intenta una y otra vez, escapar de la prisión subterranea una y otra vez. Pero sin exito.
Hasta que un momento, Batman, es decir, Bruce, decide preguntarle a otro de sus compañeros, un anciano hombre, cómo sería la manera en que podría escaparse de esa prisión. Entonces, allí el anciano le responde que debe hacerlo de la misma manera en que lo hizo la única persona que pudo escapar de allí: subir los peldaños de la prisión, pero hacerlo sin un respaldo, tal como era la cuerda que Bruce se ataba al cuerpo cada vez que intentaba trepar hasta la superficio
«Allí el miedo te encontrará otra vez», concluyó el anciano. Y el resto de la historia ya puede preverse. Bruce llega a la superficie y escapa de la prisión. Había logrado seguir el consejo de su amigo, y utilizó sus propios miedos para escapar de una situación que le estaba limitando y haciendo daño en ese momento.
Está claro que no nos libraremos del miedo a lo largo de nuestra vida. Pero eso, no es necesariamente trágico. Es una emoción necesaria muchas veces como una herramienta de motivación
Sentir miedo no es malo. Lo malo es dejarse estar por culpa del miedo y no avanzar.
El ensayo es un tipo de texto en prosa que expone el pensamiento de su autor sobre un tema determinado. El ensayo es un género literario muy utilizado en el ambiente académico como una manera de estimular el pensamiento propio de los estudiantes, para mejorar también las habilidades de comprensión lectora y como herramienta reflexión.
El ensayo es un único genero. Sin embargo, se ha tenido por costumbre clasificarlos para fines didácticos. Un ensayo expositivo tiende a ser breve y conciso, sin ahondar mucho ene en el tema. Un ensayo académico tiende a ser más formal y se incluyen algunas fuentes en las que se inspiró el trabajo. Un ensayo literario hace más hincapié en el estilo de la obra y suele ser producto de reconocidos escritores.
Para saber más, recomienda la lectura de los siguientes artículos que tratan el tema del ensayo de forma extensa.
La estructura de un ensayo literario se divide en tres partes: una introducción, un desarrollo y una conclusión.
1. La introducción de un ensayo literario es la presentación del tema analizado. Puede ser uno o dos párrafos que brinden una idea general del tema a desarrollar a lo largo del ensayo
Por ejemplo: Un ensayo sobre el calentamiento global en su parte inicial puede hablar de una definición de dicho fenómeno, describiendo su problemática para el medio ambiente.
2. El contenido. Es la parte central del ensayo que expone el pensamiento del autor, es decir, los argumentos que sustentan las principales ideas.
El cuerpo del ensayo, suele mínimo de unos tres párrafos. La longitud depende del ensayista o las dirección del profesor, si se trata de un trabajo en el ámbito escolar.
Lo que caracteriza al ensayo es el uso adecuado de los argumentos como una herramienta de expresión, ordenada y sistemática del pensamiento del ensayista. La forma de argumentar y los tipos de argumentos son variados. Básicamente, el redactor tiene la misión de intentar convencer a su lector de la validez de su punto de vista.
Argumentos a favor: Los argumentos a favor tienden a sustentar una determinada posición sobre un tema y procurar que también el lector, asienta con lo que el ensayista está proponiendo en su idea. Por ejemplo, si se trata de un ensayo acerca del aborto, y si el redactor tiene una posición a favor de esa practica, en su argumento a favor debe probar el porqué es necesario que el aborto sea una practica legalizada por el estado-
Argumentos en contra: Siguiendo con el ejemplo anterior, si el ensayista quiere presenta idea en contra del aborto, entonces sus argumentos deberán ser lo suficientemente convincentes para generar en el lector un férreo rechazo hacia dicha practica.
3.Conclusión: La parte final puede resumir la idea central del ensayista. Es decir, su argumento más eficaz para cerrar así su exposición. En cuanto a la longitud, eso varia dependiente del ensayo en general, en los ensayos académicos, normal que la conclusión tenga un párrafo o dos .
Las construcciones primitivas encierran una enorme cantidad de materia inútil. Y las máquinas antiguas nos sorprenden por el derroche de trabajo malgastado. Son torpes y ruidosas. El progreso, más que en aumentar la energía total, reside en distribuirla mejor.
Sometidos a idéntica ley, los organismos vivos, al perfeccionarse, se vuelven más delicados, más nerviosos, más hábiles. El hombre verdaderamente fuerte tiene también la maña, que es la sabiduría del músculo, y los pueblos, como los hombres, evolucionan aprendiendo a economizar sus recursos naturales. Poco a poco, a medida que los fines se destacan, se decreta inmoral lo que no sirve, lo que disminuye el empuje total de la raza. Cuando se sabe a dónde se va, se ve y se odia lo que estorba en el camino. Así el esfuerzo de la colectividad, orientado hacia el mismo punto, animado de la misma intención secreta, se sistematiza con la precisión y la armonía de una obra de arte.
La cortesía es el aceite que suaviza los frotamientos inevitables de la máquina social. Traduce energía utilizada. He aquí por qué aparece acompañando a la cultura de las naciones. Llega un momento en que se procura evitar los irritantes y estériles conflictos de la menuda existencia diaria. La exageración se revela lo que es: una debilidad. Entonces se deja definitivamente a los incurables bárbaros dar gritos, asestar puñetazos sobre las mesas y agitarse sin término y sin causa.
La cortesía, nacida de una necesidad presente, se ha ido convirtiendo, como tantas otras costumbres hermanas, en el símbolo de una necesidad futura, y la que representaba ayer medios de ahorrar un impulso fisiológico representado y sentimientos de solidaridad y de amor todavía irrealizables. Al cumplir las reglas mundanas afirmamos constantemente un ideal imposible. Las pasiones, bajo la elegancia y la serenidad de los modales, son más hondas y más despiadadas. Bajo la ornamentación de una cortesía uniforme, la irreductible ferocidad de la especie se hace más trágicamente bella.
Jamás parece tan admirable el valor como cuando está sometido a códigos caballerescos, porque sólo así surge esencialmente humano. Tal elemento estético resplandece en la famosa frase: ¡Messieurs les anglais, tirez les premiers!, y en los duelos cortesanos del gran siglo. Sacada de la vaina suntuosa por una mano enguantada de terciopelo, brilla la espada más poéticamente, al hendir el aire limpio de los jardines de Versalles.
Si delante del enemigo la cortesía es heroica, delante de la mujer es deliciosa, y sublime delante de la muerte. Al caer Metz en las garras de Moltke se encontraron los heridos de Canrobert y de Leboeuf casi sin cloroformo. Los alemanes no quisieron darlo. Cuenta un cirujano francés que los oficiales moribundos rehusaban su parte de anestésico, para ofrecerla a compañeros de armas que hubieran de soportar operaciones más dolorosas. A ese grado la cortesía transfigura la carne y reina sobre la fatalidad.
Vive y vivirá un libro sagrado, el Quijote, que es la epopeya de la cortesía. Las aventuras imaginadas por el mendigo español nos enseñan a no concebir empresa noble que no sea cortés, ni grosería que no sea insignificante. El tipo del ingenioso hidalgo, inaccesible al golpe de maza del destino y a la puñalada de la risa, no encarna el pasado grotesco de la caballería andante, sino el porvenir luminoso que cambiará las palabras embusteras de la cortesía actual en hechos fecundos.
Contexto literario de un libro significa todas aquellas circunstancias que rodean a ese libro.
La palabra contexto significa «entorno». Y este entorno, entendido una serie de circunstancias que rodean un objeto, puede aplicarse prácticamente a todas las ramas del saber y del arte. Por esa razón, existen contextos históricos, contextos sociales, literarios, etc.
Definiciones de «contexto» en los diccionarios:
Diccionario de la RAE:Entorno lingüístico del que depende el sentido de una palabra, frase o fragmento determinados.
Diccionario Oxford: Conjunto de circunstancias que rodean una situación y sin las cuales no se puede comprender correctamente.
Contexto literario de un libro
El contexto literario de un libro, por tanto, hace referencia a las circunstancias o aspectos que lo rodean o lo definen.
El contexto literario no puede ser tenido en cuenta desde un único punto de vista, ya que un libro, sea el que fuere, puede ser analizado literariamente de diferentes maneras.
Para entender el concepto de contexto literario, analizaremos la obra cumbre en lengua castellano: Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes.
Contexto literario de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes: La magna obra de uno de los escritores más célebres en lengua española, está caracterizado por un contexto literario propio de la época, es decir, la concepción de el amor caballeresco, pero escrito en tono cómico muy original para su época.
El siguiente texto es un ensayo académico sobre el tema de las redes sociales. Un ensayo académico tiene por intención desarrollar un tema en base a los argumentos.
INTRODUCCIÓN
Las redes sociales en línea han ganado un asombroso crecimiento y popularidad a nivel mundial que ha llevado a atraer la atención de una variedad de investigadores. Aunque con el tiempo todas las generaciones han llegado a abrazar los cambios que la red social ha provocado, los adolescentes y los adultos jóvenes son los usuarios más fanáticos de estos sitios. De acuerdo con varios estudios de investigación en el campo de las redes sociales en línea, se ha revelado que estos sitios están impactando enormemente en la vida de los jóvenes. Al usar estos sitios como Twitter, Facebook o MySpace, existen efectos positivos y negativos en los jóvenes.
IMPACTOS POSITIVOS
Es inevitable ignorar el hecho de que hoy en día las redes sociales juegan un papel esencial en la vida de los adolescentes. La mayoría de los jóvenes pasan al menos una hora en estos populares sitios de redes sociales. En general, uno de cada 7 minutos que pasan en línea la mayoría de los que pueden acceder a Internet se gasta en Facebook según Shea Bennett. Uno puede preguntarse cómo pasar todo ese tiempo en los sitios de redes sociales puede tener un impacto positivo en ellos. Bueno, las redes sociales ayudan a los jóvenes y a cualquier otro usuario actualizado con lo que está sucediendo en todo el mundo, ayudan a los adolescentes a mantenerse conectados e interactuar entre ellos, incluso si están a muchos kilómetros de distancia. Esto fortalece su relación incluso si terminaron la escuela y se mudaron a diferentes lugares donde permanecen conectados y se actualizan mutuamente.
Además, los sitios de redes sociales han proporcionado una plataforma mediante la cual los jóvenes pueden crear grupos y páginas basados en su disciplina común y terminar creando conexiones y oportunidades para sus respectivas carreras al actualizar varios temas para discutir. Los jóvenes que han sido entrevistados dicen que las redes sociales se han convertido en su estilo de vida y hacen que sus vidas sean más fáciles y eficientes.
IMPACTOS NEGATIVOS
Si bien, por un lado, los sitios de redes sociales parecen unir a las personas y conectarse, por otro lado, crea un aislamiento social con respecto al informe de BBC News. Como los jóvenes tienden a pasar muchas horas en estos sitios, rara vez tienen interacción cara a cara. Según varios estudios, la evaluación de los científicos determinó que el aislamiento social puede conducir a una serie de problemas emocionales, psicológicos, físicos y mentales que incluyen ansiedad, depresión y quejas somáticas entre muchos otros.
Otros efectos negativos de las redes sociales que varias personas sugirieron incluyen alentar la ortografía y la gramática deficientes, exponer a menores de edad a depredadores en línea, permitiendo la difusión de desinformación que se percibe como un hecho, disminuyendo la productividad, ya que los que se supone deben estar trabajando pasan tiempo en los sitios para chatear. proporcionar una plataforma perfecta para el acoso cibernético y brindar detalles que aumenten los riesgos de robo de identidad.
CONCLUSIÓN
Las redes sociales claramente retratan los efectos positivos y negativos en los jóvenes. Es decisión de un individuo decidir si continuar usando los sitios o no.
El siguiente texto es un ensayo académico sobre el calentamiento global. Un ensayo siempre intenta mostrar un punto de vista personal y argumentado sobre un tema.
El calentamiento global está sucediendo ahora. La temperatura del planeta está aumentando. La tendencia es clara e inconfundible.
Estos últimos 40 años ha sido más cálido que el promedio del siglo XX. El 2016 fue el año más caluroso registrado en la historia. Los 12 años más cálidos de la historia han ocurrido desde 1998.
A nivel mundial, la temperatura superficial promedio ha aumentado más de un grado Fahrenheit desde finales de 1800. La mayor parte de ese aumento se ha producido solo en las últimas tres décadas.
Somos la causa. Estamos sobrecargando nuestra atmósfera con dióxido de carbono, que atrapa el calor y aumenta constantemente la temperatura del planeta. ¿De dónde viene todo este carbono? Los combustibles fósiles que quemamos para obtener energía -carbón, gas natural y petróleo- además de la pérdida de bosques debido a la deforestación, especialmente en los trópicos.
La evidencia científica es clara. Dentro de la comunidad científica, no hay debate. Una abrumadora mayoría de los científicos del clima coinciden en que el calentamiento global está ocurriendo y que la actividad humana es la causa principal.
A menos que tomemos medidas inmediatas para reducir las emisiones del calentamiento global, estos impactos continuarán intensificándose, haciéndose cada vez más costosos y dañinos, y afectando cada vez más a todo el planeta, incluidos usted, su comunidad y su familia.