Ensayos de Carlos Fuentes.

Carlos Fuentes un prolífico escritor. En su faceta de ensayista, abordó el proceso de la literatura latinoamericana y en especial el proceso histórico literario de su México natal.

A continuación, reproducimos parte de dos conocidos ensayos.

Ensayo Tiempo mexicano.

Fragmento.

En la vida popular mexicana, en sus actos definitivos de amor y muerte, de pasión y revolución, de arte y celebración, los contrarios se encuentran y el deseo no es sino el reconocimiento de una extrañeza previa a la reunión y quizás condición necesaria de esa reunión: la muerte será la vida, la revolución será una fiesta, la pasión será un arte, el espíritu será materia, el accidente será esencia, el cuerpo será alma, Tú serás Yo. Bastan una máscara y una palabra, un saludo o una despedida, una manera de caminar o de mirar, toda celebración que signifique acercarse, reunirse, antes de que la enfermedad, el tiempo, la muerte, la separación puedan triunfar otra vez.

Ensayo Cervantes o la crítica de la lectura. Fragmento.

Una vez, escuché en España la opinión según la cual Cervantes y Colón serían gemelos espirituales. Ambos murieron sin ciarse cuenta cabal de la importancia de sus descubrimientos. Colón creyó que había llegado al Lejano Oriente navegando hacia el Occidente; Cervantes pensó que sólo había escrito una sátira de las novelas de caballería. Ninguno de los dos imaginó que había desembarcado en los nuevos continentes del espacio —América— y de la ficción —la novela moderna.

La visión extrema de un Cervantes ingenuo se refleja en otra, igualmente extrema: el autor de Don Quijote era un consumado hipócrita que supo disfrazar sus constantes ataques contra la iglesia y el orden establecido bajo el manto de la locura de su ingenioso hidalgo, sin dejar de profesar constante y pública fidelidad al catolicismo romano y sus instituciones. ¿Ingenuidad o disimulo? ¿Los propósitos de Cervantes nunca sobrepasaron el menguado límite de la sátira de las novelas de caballería? ¿O es el Quijote una novela escrita en el «lenguaje de Esopo»? Ninguna gran novela se escribe sobre ecuaciones perfectamente calculadas

Los a prioris del novelista tienden a borrarse a medida que la obra adquiere autonomía y emprende su vuelo propio. Esto es igualmente cierto en Cervantes, Stendhal o Dostoyevski. Las abiertas intenciones satíricas del Quijote son, más bien, irónicas por naturaleza, sólo una faceta del múltiple juego de espejos que el autor prontamente establece cuando, después de la primera salida de Don Quijote, Cervantes pone en duda la génesis autoral del libro. No es concebible que Cervantes, después de escribir los primeros capítulos de su novela, descubriese la que habría de ser su esencia misma —la crítica de la lectura— sin incluir en (o excluir de) la sátira de la épica caballeresca la intención mayor del libro y permitiéndole, en cambio, subsistir como el principio ingenuo que habría de guiar todo su desarrollo.

5 ensayos para analizar de José Ortega y Gasset

José Ortega y Gasset (1883 – 1955) fue un reconocido filósofo y ensayista español.

A continuación, se presenta un resumen de sus más conocidos ensayos

  1. La rebelión  de las masas

Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social. Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas, cabe padecer. Esta crisis ha sobrevenido más de una vez en la historia. Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. También se conoce su nombre. Se llama la rebelión de las masas.

  1. Meditaciones del Quijote

Cuando se repite la frase «los árboles no nos dejan ver el bosque», tal vez no se entienda su riguroso significado. Tal vez la burla que en ella se quiere hacer vuelva su aguijón contra quien la dice.

Los árboles no dejan ver el bosque, y gracias a que así es, en efecto, el bosque existe. La misión de los árboles patentes es hacer latente el resto de ellos, y sólo cuando nos damos perfecta cuenta de que el paisaje visible está ocultando otros paisajes invisibles nos sentimos dentro de un bosque.

La invisibilidad, el hallarse oculto no es un carácter meramente negativo, sino una cualidad positiva que, al verterse sobre una cosa, la transforma, hace de ella una cosa nueva. En este sentido es absurdo — como la frase susodicha declara — pretender ver el bosque. El bosque es lo latente en cuanto tal.

  1. Vieja y nueva política

La nueva política, todo eso que, en forma de proyecto y de aspiración, late vagamente dentro de todos nosotros, tiene que comenzar por ampliar sumamente los contornos del concepto politico. Y es menester que signifique muchas otras actividades sobre la electoral, parlamentaria y gubernativa; es preciso que, trasponiendo el recinto de las relaciones jurídicas, incluya en sí todas las formas, principios e instintos de socialización. La nueva política es menester que comience a diferenciarse de la vieja política en no ser para ella lo más importante, en ser para ella casi lo menos importante la captación del gobierno de España, y ser, en cambio, lo único importante el aumento y fomento de la vitalidad de España. De suerte que llegará un día (¿quién lo duda?) en que, con unos u otros hombres, la nueva política ganará sus elecciones y tendrán gentes de su espíritu las varas de alcaldes; pero esto no pesará en su satisfacción ni un adarme más que el haber conseguido, por ejemplo, que se publique un buen libro de anatomía o de electricidad, o haber hecho que se forme por los labriegos perdidos en el áspero rincón de una montaña una Sociedad agrícola de resistencia.

  1. España invertebrada.

El poder creador de naciones es un quid divinum, un genio o talento tan peculiar como la poesía, la música y la invención religiosa. Pueblos sobremanera inteligentes han carecido de esa dote y, en cambio la han poseído en alto grado pueblos bastante torpes para las faenas científicas o artísticas. Atenas, a pesar de su infinita perspicacia, no supo nacionalizar el Oriente mediterráneo; en tanto que Roma y Castilla, mal dotadas intelectualmente, forjaron las dos más amplias estructuras nacionales

  1.  El tema de nuestro tiempo.

El conocimiento es la adquisición de verdades, y en las verdades se nos manifiesta el universo trascendente (transubjetivo) de la realidad. Las verdades son eternas, únicas e invariables. ¿Cómo es posible su insaculación dentro del sujeto? La respuesta del racionalismo es taxativa: sólo es posible el conocimiento si la realidad puede penetrar en él sin la menor deformación. El sujeto tiene, pues, que ser un medio transparente, sin peculiaridad o color alguno, ayer igual a hoy y a mañana –por tanto, ultravital y extrahistórico–. Vida es peculiaridad, desarrollo; en una palabra: historia.

La respuesta del relativismo no es menos taxativa. El conocimiento es imposible; no hay una realidad trascendente, porque todo sujeto real es un recinto peculiarmente modelado. Al entrar en él, la realidad se deformaría y esta deformación individual sería lo que cada ser tomase por la pretendida realidad.

Es interesante advertir cómo en estos últimos tiempos, sin común acuerdo ni premeditación, psicología, «biología» y teoría del conocimiento, al revisar los hechos de que ambas actitudes partían, han tenido que rectificarlos, coincidiendo en una nueva manera de plantear la cuestión

5 razones para tener una buena ortografía

Si escribes bien, te comunicas bien

La escritura es el reflejo de la persona. Dependiendo de cómo usemos las herramientas para crear una imagen nuestra, es decir, mediante el correcto uso de las palabras, tendremos una mejor oportunidad de comunicarnos. Ahí radica el verdadero punto de una buena ortografía. Porque escribir bien significa que nos estamos comunicando de la manera más eficaz, puliendo el aspecto técnico que implica el saber usar las reglas propias de cada lengua.

Escribir sin errores es respetar la pureza del idioma

La regla es sencilla, toda lengua merece respeto. No se trata meramente de cumplir normas de ortografía y gramática, se trata de pulir, de mantener una comunicación fluida y coherente en una determinada estructura.
Si bien es cierto que toda lengua experimenta cambios en una constante evolución, procesos, en general son lentos, y por sobre todo, naturales. Un ejemplo claro en la actualidad de no respetar la pureza del castellano, radica, sin usa, en el innecesario uso de un gran número de extranjerismos.

Por sobre todo, respeta a tu interlocutor

Al parecer, la palabra respeto es muy importante en todo lo relacionado al idioma. Y sin duda que lo es. El deber toda comunicación es la claridad. Y en lo que respecta a la lenguaje escrito, esa fluidez se logra mediante el cumplimiento de una serie de preceptos que facilitan esa vínculo comunicativo.

Crear un estilo propio de escritura respetando las reglas

Aprender a redactar y a expresarse de manera eficaz es como aprender a tocar un instrumento musical. ¿Por qué? Porque requiere paciencia y constancia.
Una vez que el alumno va aprendiendo como tocar las notas, de a poco, irá puliendo su técnica y llegará un momento en que podrá desenvolverse con gran soltura y virtuosismo sobre el escenario. De forma similar, quienes deseen poseer un arte en la escritura, deben realizar un largo, pero satisfactorio proceso de aprendizaje.

Respetar y conocer la escritura es enriquecer el propio pensamiento

La función del lenguaje no es solo comunicar, sino también, sea en forma oral o escrita, supone un autoconocimiento que tiene al papel, a  la escritura,  como una faceta que requiere un desarrollo continuo. La ortografía asume el rol de mantener la disciplina en algo que a la vez es un proceso íntimo y social.  En otros términos, uno puede escribir para si mismo pero también para las personas. Es ahí donde radica la ventaja de una adecuada técnica que las disciplinas del lenguaje pueden proporcionarnos.

Escribir nos ayuda a pensar. Y pensar nos ayuda a conocernos. Si vamos a escribir, entonces, ¿ por qué no hacerlo lo mejor posible? La ortografía no nos hace mejores personas, pero comunicarnos mejor y correctamente, sí.

[td_smart_list_end]

¿Cuál es la función de un ensayo?

Un ensayo tiene por función argumentar sobre un tema y convencer así al lector. Es decir, por un lado, se habla de una determinada herramienta (los argumentos) para llegar a un fin (convencer)

No se trata de una simple opinión. Se trata, más bien, de una opinión argumentada.

Un ensayo es una exposición de argumentos  propios

Escribir un ensayo es hablar de uno mismo a través de los argumentos.¿Qué implica eso? El ensayista muestra su lado personal, no necesariamente describiendose a si mismo, sino, se describe a través de lo que piensa acerca de algo.

Es decir, al leer su obra, conocemos por un lado las ideas, pero las ideas también nos lleva a conocer a la persona.

Definición de ensayo en los diccionarios

Escrito en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un tema determinado con carácter y estilo personales. Diccionario de la Real Academia Española

Obra literaria en prosa, generalmente de corta extensión, en la que el autor expone sus propias ideas acerca de un asunto o tema general, pero sin la extensión y aparato de un tratado. Diccionario Lexico de la Universidad de Oxford 

Las tres funciones de un ensayo: Argumentar, demostrar y persuadir

Tres palabras que definen precisamente lo que todo ensayo se propone: Primero, hablar y explicar un tema, utilizando para ello los argumentos, ya sean a favor o en contra. La argumentación bien construida se convierte en una demostración, que, finalmente, una vez asimilada por el lector, le puede persuadir de todo o en parte de las ideas desarrolladas por el autor del ensayo

Argumentar

El diccionario de la Real Academia España define  argumentación de la siguiente manera:  aducir y alegar. 

Un argumento es la estructura de un razonamiento determinado. Compuesto por partes para llegar a una conclusión.

Demostrar

Demostrar es probar. A través de la teoría expuesta en los argumentos, el ensayista trata de probar que su idea o razonamiento es comprobable, y por tanto, una verdad.

                      Persuadir

La persuasión es la consecuencia de un razonamiento bien elaborado, demostrable y por tanto, convincente. El lector es seducido por la habilidad del ensayista que supo estructurar su teoría de una manera ordenada y sistema.

Al respecto, Gómez- Martínez, conocido autor y estudioso del ensayo, expresa que «el ensayista busca influir en la opinión del lector; pero no lo hace dando ideas hechas (como en un tratado o como en las obras didácticas). El ensayista desea que el lector adopte su modo de pensar (o lo comprenda como un posible modo de pensar).

Escribir un ensayo es arte de convencer

Escribir un ensayo argumentativo que tenga el poder de convencer es todo un arte. El autor debe saber plasmar su propio estilo, de seducir al lector con sus ideas  y en especial en la manera en que transmite esas ideas.

Tradicionalmente se afirma que el ensayo tiene la finalidad de convencer al lector de los argumentos que alli se presentan. Sin embargo, técnicamente, el ensayo es solo el reflejo de lo que su autor piensa. Es el engranaje interno de sus pensamientos sobre practicamente cualquier tema que se le pueda ocurrir.

En el exposición natural de lo que el autor cree verdadero o al menos, digno de ser tomado en cuenta, y sumado al estilo con lo que haga escribiendolo, el lector decidirá si se deja o no convencer. El ensayista se muestra tal como es. O mejor dicho, «tal como piensa» y ya dependerá del lector, que parte acepta o rechaza de las ideas que el ensayista le propone.

Referencias 

José Luiz Gómez- Martinez: Teoría del ensayo.

 

Diferencia entre «escribir» y «redactar»

Ambos términos constituyen sinónimos. Esto significa, entonces, que se pueden usar indistintamente? La respuesta es ambigua. Sí y no.

A continuación, veamos las definiciones de estos conceptos en el diccionario oficial de la Real Academia

[button color=»» size=»» type=»round» target=»» link=»»]Redactar: Poner por escrito algo sucedido, acordado o pensado con anterioridad.[/button]

[button color=»» size=»» type=»round» target=»» link=»»]Escribir: Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos[/button]

Cuando usar redactar  y cuando escribir

No se redacta una carta de amor. Tampoco se puede escribir un memorando.

A nivel de gramática, en realidad, no existe un error. Pero el contexto determina muchas que tipo de palabra es más adecuado para ser empleado.  El término redactar tiene una acepción más restringido que escribir, puesto que se aplica mucho en el ámbito de redacción administrativa.  Cuando se escribe, se puede escribir sobre cualquier tema, ya que el concepto es más amplio, más abarcante que el primer caso. Algunos ejemplos de este uso.

Ella escribirá una carta de amor

Juan redactará la carta de solicitud para la universidad.

La RAE inaugura su tienda electrónica

La institución reguladora de nuestro idioma ha inaugurado su reciente tienda electrónica. Se trata de “Letras de la Real Academia Española”.En su página web, encontramos la siguiente información:

Letras de la Real Academia Española —la nueva tienda en línea de la RAE— alberga las distintas obras publicadas por la Academia a lo largo de su historia, además de objetos de regalo vinculados a las obras de la corporación.

El logotipo de la tienda se inspira en la tipografía Ibarra Real, labrada por Jerónimo Gil y seleccionada por Joaquín Ibarra para la edición del Quijote que la Real Academia Española encargó en 1780.

Es la primera vez que la RAE lleva a cabo este tipo de emprendimiento. Recordemos, que la edición digital de las obras académicas es reciente. Por ejemplo, la última Ortografía (2010), es la primera oficial que se puede adquirir en otras tiendas digitales, como la Play Store de Google.

Sin duda, iniciativas como estas contribuyen a expandir y modernizar el acceso a tan importante material para nuestra querida lengua española.

 

Qué significa «literalmente hablando»

La palabra literalmente es un adverbio que proviene de literal, el cual significa:

[button color=»» size=»» type=»square» target=»» link=»»]Conforme a la letra del texto, o al sentido exacto y propio, y no lato ni figurado, de las palabras empleadas en él.[/button]

Cuando escuchamos oraciones como las siguientes

Pablo literalmente en vez de Juan, ya que citó una frase de este último

Literalmente hablando, es imposible que logre su objetivo

El término estudiado en las citadas oraciones, transmite la idea de objetividad. Se quiere evitar confundir y por eso se remarca que lo dicho o expresado por alguien, debe ser interpretado de una forma exacta, sin ambigüedades

Una forma, de no hablar en forma de metáforas también lo encontramos a menudo en frases cotidianas, por ejemplo

“Llegué volando al trabajo” Este enunciado constituye un claro ejemplo de como no es hablar en sentido literal, ya que utiliza un recurso literario, como la metáfora, para dar un sentido figurado a lo que quiere transmitirse. De esa forma se da a entender que  esa persona llegó de forma presurosa a su lugar de trabajo

Características del ensayo literario

Un ensayo literario es la forma más libre en que el escritor transmite sus pensamientos. El adjetivo «literario» implica que se concede especial importancia a lo bello del estilo en que se expresa el ensayista al transmitir sus pensamientos.

El célebre escritor Alfonso Reyes definió al ensayo en los siguientes términos: «centauro de los géneros”, donde, “hay de todo y cabe todo, propio hijo caprichoso de una cultura que no puede ya responder al orbe circular y cerrado de los antiguos, sino a la curva abierta, al proceso en marcha, al etcétera”.

Para saber más, se recomienda la lectura sobre la estructura de los ensayos literarios.

Estas son las principales características del ensayo literario.

  • La redacción implica el uso de un vocabulario complejo: No necesariamente significa que el autor se esfuerza por utilizar un lenguaje enrevesado y por tanto difícil de entender para un gran público. Sin embargo, la utilización de un vocabulario rico y variado puede ayudar a clarificar mejor las ideas que se desean plasmar en los argumentos.

Ejemplo:

Individualmente considerada, la mediocridad podrá definirse como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad. Ésta ofrece a todos un mismo fardo de rutinas, prejuicios y domesticidades; basta reunir cien hombres para que ellos coincidan en lo impersonal: «Juntad mil genios en un Concilio y tendréis el alma de un mediocre». Esas palabras denuncian lo que en cada hombre no pertenece a él mismo y que, al sumarse muchos, se revela por el bajo nivel de las opiniones colectivas.

Fragmento de El hombre mediocre, de José Ingenieros.

  • Como todo ensayo, está sostenido en argumentos claros y coherentes

Los argumentos constituyen los pilares del ensayo. Es la herramienta con la que el autor cuenta para construir su propia visión de un tema.

  • Se tiene especial atención a la parte estilística. La finalidad no es únicamente expresar un pensamiento, sino la manera de hacerlo.
  • La extensión variable. La cantidad de páginas de ensayo depende de su autor. En el ámbito escolar es común que los alumnos elaboren breves ensayos de una o dos páginas.
  • Libertad. El ensayo es el género más libre en los escritos de no ficción- No está ceñido a una estructura de redacción. Si bien depende del ensayista, por ejemplo, incluir o no referencias bibliográficas, no es algo a lo que está obligado. El ensayo es un escrito personal ante todo.

Ensayo literario, ensayo académico, ensayo científico, ensayo filosófico.

El término ensayo puede ser confuso en ocasiones ya que, con frecuencia, lo hemos empleado seguido de algún adjetivo.

Sin embargo, hay que recordar que el ensayo es un único género, personal y argumentativo.

Los adjetivos como explicativo, académico, o literario, sirven más bien para dar una idea del contexto o del tono que un determinado ensayista tratará en su obra.

La expresión, por ejemplo, de ensayo académico, claramente hace alusión a que trata de un trabajo propio del aula, sea en la secundaria o a nivel universitario.

Ejemplo de ensayo literario

Ensayo de Rafael Barret, «El azar»

 

El azar llenaba el espacio infinito y la eternidad del pasado cuando el hombre apareció: un punto, punto de fuego que no se apagó nunca, ojo que nunca pudo ser cegado. Allí concluía la libertad sin forma del caos, y empezaba la extraña libertad del hombre. Y el hombre construyó su nido; sobre el ojo, la frente; el punto fue una llama minúscula que ardía en medio de lo inmenso; imperceptiblemente retrocedió el azar. Y el nido se ensanchó, y el azar siguió retrocediendo.

La llama vacilante y central iluminaba débilmente masas oscuras, que galopaban en el vacío, siempre enormes y diferentes, monstruos, que caían al precipicio inacabable. La llama persistía. El hombre prolongaba a lo desconocido la constancia de su genio y la identidad de su especie. Semejante a sí mismo, crecía. Lo inerte temblaba a su voz, y se alzaba hacia él. Los delirios desbocados y negros se inclinaban y torcían y deseaban girar en torno de él. En verdad, era el centro. Las rocas se juntaron para abrigarle; las simientes por su mano lanzadas, fructificaron, sus ideas buscaron lo invisible, y los moles sin medida se estremecían en su carrera al cortar los hilos de luz tendidos por el hombre.

Y los pies del hombre hicieron redonda a la tierra, y su mente organizó el firmamento. Los astros obedecieron a la geometría. Los siglos innumerables agitaron sus limpios, y ordenaron sus osamentas en los archivos del globo. El deseo del hombre engendró por fin cosas futuras, y el azar huyó detrás de las estrellas.

Y al huir dejó rastros entre nosotros, brumas, pozos, filamentos siniestros, estelas amenazadoras, errantes vientos, tempestades, catástrofes inesperadas, rápidas traiciones como zarpazos de tigre, la vida, donde hay tanta incertidumbre, y la muerte, donde hay más incertidumbre aún. Pero la muerte misma, que detiene a cada hombre sin detener a la humanidad, no es completamente inaccesible; la hacemos esperar, impacientarse; se la llama; se la violenta, se la mira de frente. El azar que resta no es puro azar; está amasado con nuestro espíritu triunfante. Y siempre queda, para toda conciencia y dentro de sí propia, el refugio supremo, la cima donde nada alcanza, y donde el hombre se siente invulnerable.

Y así como el hombre tiene la virtud vital de perseguir y pulverizar y disolver y aniquilar, el azar que todavía subsiste, y que por numeroso y formidable que parezca no es más que un residuo, tiene también el poder suicida de hacerlo tomar entero y de un golpe, de condensarlo dos veces tenebroso, entre los dedos trémulos del jugador. Basta un gesto para cavar un microscópico Maelstrom capaz de tragarse familias y pueblos. Basta un instante de locura o de cobardía para abrir a nuestro lado un estrecho abismo sin fondo, y para que el universo agujereado pierda su sangre luminosa, y se hunda en la absoluta noche. Baraja, ruleta, trivialidades que encierran el enigma devorador, y ante las cuales el hombre se anula más eficazmente que muriendo, porque la muerte no es azar sino a medias. El que logró señalar su rumbo fantástico a los cometas, se convierte en un espectro inútil, en un testigo idiota y mudo, en la nada. Sobre él, cae el infortunio y el desamparo fundamentales. Así los jugadores se entregan al fatal Océano cuyas orillas han suprimido, y no tienen otro recurso que sortearse para comerse entre sí. En cuanto nuestra razón se retira, el azar avanza, empujado por la presión de los lejanos y colosales depósitos.

Pero entra el tahúr, y se sienta a la mesa de juego, entre los fantasmas esclavos. Valido de la trampa sutil, corrige y guía a la estúpida casualidad. Es el piloto. Ante él huye de nuevo el azar detrás de las estrellas. Ante él la luz renace. En él la humanidad soberana reaparece.

Ensayos de Jorge Luis Borges. Fragmentos

Jorge Luis Borges es considerado uno de los célebres escritores que dio latinoamérica y considerados uno de los eruditos más destacados del siglo pasado.

A continuación, se copian:

Observación: Por razones de derechos de autor, no se puede incluir ninguna obra del escritor en forma íntegra.

Ensayo: Acerca de mis cuentos.

Borges entabla en su peculiar una especie de dialogo con el lector. Introduce el te

Acaban de informarme que voy a hablar sobre mis cuentos. Ustedes quizás los conozcan mejor que yo, ya que yo los he escrito una vez y he tratado de olvidarlos, para no desanimarme he pasado a otros; en cambio tal vez alguno de ustedes haya leído algún cuento mío, digamos, un par de veces, cosa que no me ha ocurrido a mí. Pero creo que podemos hablar sobre mis cuentos, si les parece que merecen atención. Voy a tratar de recordar alguno y luego me gustaría conversar con ustedes que, posiblemente, o sin posiblemente, sin adverbio, pueden enseñarme muchas cosas, ya que yo no creo, contrariamente a la teoría de Edgar Allan Poe, que el arte, la operación de escribir, sea una operación intelectual. Yo creo que es mejor que el escritor intervenga lo menos posible en su obra. Esto puede parecer asombroso; sin embargo, no lo es, en todo caso se trata curiosamente de la doctrina clásica.

Ensayo: Historia de la eternidad

Si los destinos de Edgar Allan Poe, de los vikings, de Judas Iscariote y de mi lector secretamente son el mismo destino —el único destino posible—, la historia universal es la de un solo hombre. En rigor, Marco Aurelio no nos impone esta simplificación enigmática. (Yo imaginé hace tiempo un cuento fantástico, a la manera de León Bloy: un teólogo consagra toda su vida a confutar a un heresiarca; lo vence en intrincadas polémicas, lo denuncia, lo hace quemar; en el Cielo descubre que para Dios el heresiarca y él forman una sola persona.) Marco Aurelio afirma la analogía, no la identidad, de los muchos destinos individuales. Afirma que cualquier lapso —un siglo, un año, una sola noche, tal vez el inasible presente— contiene íntegramente la historia.

Ensayo: El tamaño de mi esperanza.

Dos presencias de Dios, dos realidades de tan segura eficacia reverencial que la sola enunciación de sus nombres basta para ensanchar cualquier verso y nos levanta el corazón con júbilo entrañable y arisco, son el arrabal y la pampa. Ambos ya tienen su leyenda y quisiera escribirlos con dos mayúsculas para señalar mejor su carácter de cosas arquetípicas, de cosas no sujetas a las contingencias del tiempo. Sin embargo, acaso les quede grande aquello de Dios y me convenga más definirlas con la palabra tótem, en su acepción generalizada de cosas que son consustanciales de una raza o de un individuo. (Tótem es palabra algorquina: los investigadores ingleses la difundieron y figura en obras de Spengler y de F. Graebner que hizo traducir Ortega y Gasset en su alemanización del pensar hispánico).

Pampa. ¿Quién dio con la palabra pampa, con esa palabra infinita que es como un sonido y su eco? Sé nomás que es de origen quechua, que su equivalencia primitiva es la de la llanura y que parece silabeada por el pampero. El coronel Hilario Ascasubi, en sus anotaciones a Los mellizos de la flor, escribe que lo que el gauchaje entiende por pampa es el territorio desierto que está del otro lado de las fronteras y que las tribus de indios recorren. Ya entonces, la palabra pampa era palabra de lejanía

Está bien escribir: ¿wasap y wasapear?

En una era donde la información digital ha expandido de forma abusiva el uso de extranjerismos, cada día surge una nueva palabra que busca adaptarse, ya sea en pronunciación o en escritura, al idioma español

La Real Academia Española recomienda siempre evitar el uso excesivo de los extranjerismos en aquellos casos en donde existe una término o frase equivalente en el español.

En el caso de las palabras wasap y wasapear, como provienen de una palabra foránea, los criterios de la Ortografía de la lengua española señalan que es correcto el uso de la w para su correspondiente adaptación.